miércoles, abril 02, 2014

Gracias a "El Grito Argentino"


Compartimos con ustedes un excelente artículo escrito por Elsa Diez y publicado en el diario digital "El Grito Argentino".

Muchas Gracias a Elsa y a todos los que escriben en el diario!

Si la gente pudiera  ver que el cambio se produce como resultado de millones de pequeñas acciones que parecen totalmente insignificantes, entonces no dudaría en realizar esos pequeños retos.” - Howard Zinn   

  No todo está perdido… “Las Cuerdas de La Tela”.

  Cualquier desprevenido que pasó cerca de Villa La Tela, Córdoba,  pensaría que en esa tarde de enero, los casi 50° de ST le habían afectado de alguna manera el sentido del oído, porque según el imaginario colectivo debería escuchar “La Mona” o cualquier música de cuarteto. No Sr. Desprevenido, escuchó bien, muy bien. ¡Eran violines! Su magia cruzaba el aire, el vecindario, las maderas de las medianeras, las chapas en los techos, las  calles de tierra, sin árboles ni veredas del asentamiento precario de 13 manzanas, con traza urbana poblada por unas 700 familias numerosas (cuatro mil personas) que no sólo comparten lotes y piezas. También las “de cal y las de arena.”

  Los antecedentes de “Las Cuerdas de La Tela” tienen un signo distintivo. En el año 2003 un tornado asoló la villa, llevándose vidas con las viviendas precarias y los ranchos. Llegó un trabajador social, Walter Díaz, y tomó contacto con las personas. En ese momento nadie suponía que de tamaña desgracia renacería “algo bueno”.
  Villa La Tela se insertó en los CIC (Centros Integradores Comunitarios) que organizaron las Cooperativas de Jefas y Jefes desocupados, unas 350 personas, bajo los planes de la Nación de la Conversión de mano de obra.
  En esas cooperativas  (80% de mujeres) aprendieron albañilería, alumbrado, agua, se les dieron las herramientas, capacitación, un sueldo y  sobre todo, comprendieron la importancia que significaba el gozar de Personería Jurídica. Poco a poco los ranchos se convirtieron en viviendas más dignas con calles, agua potable y electricidad.
  En el año 2009 surgió la inquietud de dos vecinos de la villa para solucionar el contratiempo de los chicos que en las vacaciones se quedaban sin el almuerzo de la escuela. La idea no resultó viable, pero lograron construir un saloncito.
  Poco tiempo después, instrumentaron un Censo sencillo para registrar las necesidades y expectativas de los adultos y menores. No les era desconocida la problemática: personas indocumentadas, discapacitadas, “mayores viejos” de 50 años sin posibilidades de acceso al trabajo. Con esos datos, hacer algo. Ayudar a los chicos y sus familias sin dinero, resultaba muy complicado. No se desanimaron, en ese panorama socio-económico, nació la Asociación Civil Benjaminos –sin fines de lucro-.
  Entre las preguntas del Censo, se encontraba una referida a los gustos de los chicos en su tiempo libre. La mayoría eligieron deportes, Batucada (con160 integrantes). Fútbol (tienen varios equipos que participan en torneos inter barriales). Por un convenio con una organización accedieron a 10 computadoras con servicio de Internet y se documentaron cuando el Registro Civil fue al barrio.
  “Hubo muchos proyectos, ideas de los chicos. Ayudaban, pero no contenían. Mirando desde el punto de vista en el sentido del progreso más allá de la apertura de calles y otras mejoras, la Villa te enseña que ‘-Vos sos nadie, no valés, no servís.’ Está implícito que la gente vive ahí no porque quiere. ‘-La mala suerte es vivir en una villa’. Es gente muy resignada y es difícil crear la noción de ciudadanía.” 

  En el 2009 pergeñaron otro proyecto con el convencimiento de que a través de la música lograrían cambiar hábitos y costumbres, organizando la Escuela de Violines “Las Cuerda de La Tela”.
  En el censo los chicos pidieron instrumentos conocidos, pero un grupo que había asistido a una función educativa en el teatro Gral. San Martín, votó por el violín y lo adoptaron, como un desafío por ser el más difícil.
  Con un proyecto simple a través del método Susuki, pero muy contundente, iniciaron el periplo buscando  recursos, sin resultado. Quedó como una deuda pendiente. 
  En marzo del 2013, cuatro años después obtuvieron un subsidio más el aporte de particulares compraron los primeros instrumentos, costear el traslado al Centro y el refrigerio de los sábados.
  Llegó un profesor con un perfil especial, para que coordinara los ensayos semanales e interesara a los chicos y a sus padres. Dos vecinas tuvieron la responsabilidad de seleccionar los alumnos, el único requisito era medir 1,20 de estatura y “tener brazos largos”, para poder usar los violines enteros, de medida estándar para adultos. 
  Tenían un claro objetivo, seis chicos y un montón de  dudas sobre el funcionamiento del proyecto, pero la realidad los sorprendió. (...) 


“Todos somos un instrumento de cambio, con compromiso. Siempre hay tiempo para cambiar y aprender, no es fácil,  pero se puede. Soñar  e intentarlo, el problema son los que se quedan sólo en las palabras. Es necesario transmitir con el ejemplo.  La mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos son los valores, como la oportunidad de creer en el otro y ayudarlo.” - Walter Diaz  Director Asociación Civil Benjaminos 

Puedes leer el artículo completo en El Grito Argentino

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